En boca de un poeta:
Canto de amor a Stalingrado
Honor a ti por lo que el aire trae,
lo que se ha de cantar y lo cantado,
honor para tus madres y tus hijos
y tus nietos, Stalingrado.
Honor al combatiente de la bruma,
honor al Comisario y al soldado,
honor al cielo detrás de tu luna,
honor al sol de Stalingrado.
Pablo Neruda, Canto de amor a Stalingrado.
Tradúceme
lunes, 30 de enero de 2012
Romance de Ana Botella
Romance de Ana Botella
Doña Ana Botella tiene un bigote
que le avala para eso de la alcaldía,
después de un mal viaje de peyote
pasó por el altar con José María.
Ana tiene un buzón en la boca,
privatiza y arrasa por donde pasa,
de oca a oca y de alcaldesa le toca
aunque de intelecto se vea escasa.
Doña Ana es una legionaria
siempre firme y siempre cara al sol,
mucha Botella y poca libertaria,
triste es el panorama español.
Ana usa de dildo un crucifijo
que pone muy burro a Aznar,
Ana es más simple que un botijo
del cortijo del Partido Popular.
Ana Botella es una arpía infame,
dama de hierro de la privatización,
Doña Ana Botella es un derrame
cerebral y un infarto al corazón
Ana Botella viene con retraso,
como Doña Elena, la hija del rey,
Ana es una indegestión de payaso,
brazo político del Opus Dei.
Apesta un Madrid tan Aznarino,
tan sumido en la des-Esperanza,
tan medieval, tan precolombino,
mucha Botella y poco Sancho Panza.
A Ana Botella nadie le ha votado
y de alcaldesa la han colocado,
matrimonial sufragio en vigor.
Madrid te amaba, pero ya tú sabes,
que mientras Ana tenga tus llaves
imposible será nuestro amor.
Aitor Cuervo Taboada
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