poco queda de los niños que fuimos,
me impide este maldito estar lejos
abrigarte con alientos y mimos.
Te equivocaste si te dio por pensar
muchacha, que
olvidarte podría,
porque sigo loco por naufragar,
por echar el ancla en tu bahía.
Tú sigues más guapa que cualquiera,
como siempre tan libre, linda y loca,
tan saeta de una virgen guerrillera,
tan eterna, Camarera del Tapioca.
A ti que cumplir años te sienta bien,
que como el vino mejoras con la edad,
recuerda que aún nos queda un tren
con destino a las estrellas de Bagdad.
Aitor Cuervo
Como dos locos bajo el chaparrón de notas...
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