Niña bella, niña extraña
Con Jara el azar hizo que me encontrara un par de veces en los últimos años, en lugares donde la poesía me iba llevando.
En mi adolescencia llené más de un cuaderno con versos para aquella muchacha de aquel pueblo de León.
Jara niña bella, niña extraña,
Jara es mi doncella de alquiler,
Jara la flor de lis de Malasaña
aflora en tus labios de mujer.
Jara me tiene a mí a dieta
de besos, de esos de tornillo,
la mano en la tímida bragueta,
la peste de cuartos sin pestillo.
Jara viento en calma y tormenta
es, gota de agua en mi desierto,
Jara a las doce cenicienta
es, luz de vida en mi Mar Muerto.
Jara es una caja de secretos,
que naja en medio de la faena
cuando al tedio en los sonetos,
le acompaña un alma en pena.
El azar junto nuestros caminos
en sendas de vicio y perversión,
de la noche somos peregrinos
del día una especie en extinción.
Y dejé mi corazón en tu posada,
la pensión del amor prohibido,
canté mi canción desesperada
mientras Jara pactaba con Cupido.
Y perdí la razón en tus caderas
primavera en un pueblo de León,
y a tu vera celebro las ojeras
de un Dios que borracho nos creó,
para huir ya no quedan fronteras
por donde escapemos juntos los dos.
Aitor Cuervo Taboada, 2004.
Con este poema gané el certamen Voces de Mujer de 2006, fue el último concurso al que me presenté.
Publicado en "Soledades y besos y fatigas", 2009.
Por varias ciudades desde el público me han pedido que lo recite.
En la fotografía Jara en el parque de La Sinagoga, Astorga, hace muchos años.
Jara me tiene a mí a dieta
de besos, de esos de tornillo,
la mano en la tímida bragueta,
la peste de cuartos sin pestillo.
Jara viento en calma y tormenta
es, gota de agua en mi desierto,
Jara a las doce cenicienta
es, luz de vida en mi Mar Muerto.
Jara es una caja de secretos,
que naja en medio de la faena
cuando al tedio en los sonetos,
le acompaña un alma en pena.
El azar junto nuestros caminos
en sendas de vicio y perversión,
de la noche somos peregrinos
del día una especie en extinción.
Y dejé mi corazón en tu posada,
la pensión del amor prohibido,
canté mi canción desesperada
mientras Jara pactaba con Cupido.
Y perdí la razón en tus caderas
primavera en un pueblo de León,
y a tu vera celebro las ojeras
de un Dios que borracho nos creó,
para huir ya no quedan fronteras
por donde escapemos juntos los dos.
Aitor Cuervo Taboada, 2004.
Con este poema gané el certamen Voces de Mujer de 2006, fue el último concurso al que me presenté.
Publicado en "Soledades y besos y fatigas", 2009.
Por varias ciudades desde el público me han pedido que lo recite.
En la fotografía Jara en el parque de La Sinagoga, Astorga, hace muchos años.
Con Jara el azar hizo que me encontrara un par de veces en los últimos años, en lugares donde la poesía me iba llevando.
En mi adolescencia llené más de un cuaderno con versos para aquella muchacha de aquel pueblo de León.
No hay comentarios:
Publicar un comentario