Decimilla desmedida del último segundo.
Antes de caer en sueño profundo
y dejarme abrazar por Morfeo
pasar junto a mi yo te veo
en ese último segundo
y delante nuestro un mundo
que nos muestra su esplendor
de noches frías con mucho calor,
de puestas de sol, de auroras,
de relojes parados, de horas
para jugar a la guerra y al amor.
Imposible olvidar.
Imposible olvidar aquello
tan tuyo que dejaste ser tan mío,
tus ojos, tus labios, tu cabello,
tu vacuna contra mi frío.
Y se hace imposible olvidar
aquellas noches en que juntos
solo nos ocupábamos de los asuntos
que conciernen al verbo amar.
Imposible olvidar y no olvidaremos
aquellos días en cuarto de pensión
las calles de Logroño, las Playas de Xixón,
imposible olvidar porque olvidar no queremos
nuestras despedidas en la estación
y los reencuentros en la habitación.
Aitor Cuervo Taboada.
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